Las mascotas robot reducen emociones negativas en personas con Alzheimer

El uso de la roboterapia, o mascotas robot, está ganando terreno en Argentina como un tratamiento innovador para personas mayores con dificultades cognitivas o conductuales, como el Alzheimer. Este método busca no solo estímulo mental, sino también ayudar a regular emociones y mejorar la motricidad de los pacientes, algo que expertos en atención gerontológica ven con buenos ojos.

La roboterapia se basa en el uso de robots que imitan mascotas para fomentar la interacción y el bienestar emocional. Estos dispositivos reaccionan a estímulos, haciendo que sean capaces de disminuir emociones negativas como el estrés y la ira. También ayudan a mejorar la comunicación y pueden promover la movilidad en algunos casos. Al tomar la esencia de un vínculo emocional que normalmente se crea con animales, las mascotas robot permiten que las personas mayores experimenten esos lazos sin las complicaciones de cuidar a un animal real.

Un gran beneficio de estos robots es que eliminan el riesgo de alergias o caídas que pueden suceder con mascotas vivas. Además, están siempre disponibles y no requieren cuidados, lo que facilita su uso en cualquier momento que la persona lo necesite.

La idea de las mascotas robot comenzó en Japón con un robot focas llamado “Paro”, diseñado para generar estímulos positivos en personas mayores. A partir de ahí, el concepto se expandió hacia Estados Unidos, sobre todo durante la pandemia, para evaluar los efectos del aislamiento. En España, también se han incorporado a programas de estimulación cognitiva en residencias.

Mara Maslavski, terapeuta ocupacional y docente de la Universidad Católica Argentina, señala que estos robots pueden activar recuerdos y llevar a experiencias positivas, incluso a reducir la sensación de soledad en los pacientes. Además, hay evidencia de que estos dispositivos logran motivar a algunas personas a moverse más.

Fernando Shalom, director de investigación en el Manantial Grupo Humano, menciona que los robots contribuyen a la regulación emocional, elevando emociones como el placer y disminuyendo la ansiedad. La continuidad en el uso de estos dispositivos ha permitido, en muchos casos, disminuir la necesidad de medicamentos, mejorando la calidad de vida de quienes los utilizan. Según Shalom, el vínculo que se establece, aunque simbólico, resulta auténtico para la persona, facilitando su comunicación y expresión emotional.

En la experiencia del Grupo Manantial, los gatos robot han sido catalizadores de conversaciones entre residentes, fortaleciendo sus conexiones sociales. Aunque son objetos robóticos, logran despertar sentimientos de cuidado y compañía, promoviendo un bienestar emocional notable.

Maslavski también aclara que las reacciones ante estos robots varían entre las personas. Algunos ven el dispositivo como un gadget interactivo, mientras que otros lo pueden interpretar como un animal de verdad. Lo importante es facilitar una interacción que aporte bienestar, independientemente de la percepción del mecanismo.

En el país, la roboterapia aún no está generalizada. Shalom mencionado que en su residencia el método se integra a un programa terapéutico específico. Han llevado a cabo estudios que muestran la mejora en trastornos de conducta entre los residentes.

Además, presentaron un trabajo sobre roboterapia en un congreso nacional de geriatría que fue destacado por su aporte innovador a las terapias no farmacológicas. Con esto, han demostrado que la roboterapia tiene un efecto positivo en el bienestar emocional y la calidad de vida de las personas mayores.

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